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Neiva Capobianco - Darla

El 24 de diciembre, salí de mi casa con mis tres hijos, íbamos a cortarles el cabello y a realizar unas compritas decembrinas de ultima hora cuando vimos en una vitrina aquella BOLA DE PELOS, tierna y dulce, de la cual mis hijos se enamoraron (y debo admitir que yo también).

Mi hijo de 9 años le tenía PAVOR a los perros debido a una muy mala experiencia vivida, pero ahí estaba babeado por la dulzura de DARLA, de apenas 2 meses... pues adivinen!!! llegamos a la casa con un muy especial regalo de niño Jesús.

La locura de tener un perro mediano pero muy fuerte, no se hizo esperar. Darla se adueño de todo, mordía todo lo que estuviera a su alcance: zapatos, muebles, alfombras y hasta mi reloj pasaron por sus dientes.

Su emoción al vernos llegar cada día dejo su huella en nuestros brazos, piernas y hasta en nuestra ropa. Era REALMENTE INCONTROLABLE, sin mencionar que al salir, era ella la que marcaba el paso, nosotros debíamos correr para alcanzarla.

Mi mamá, que caminaba en el parque, me comentó sobre el trabajo de Rafael y no dude en llamarlo.

Las siguientes semanas fueron de arduo trabajo, sobre todo por la falta de tiempo para realizar las tareas, pero dieron sus frutos. Rafael y Carlos pusieron todo su empeño para lograr que Darla fuera una perra mas controlable y su entrenamiento a pesar de su dificultad visual (falla debido a su raza) fue un verdadero éxito! Solo estoy esperando poder operarle sus ojitos, para continuar con los siguientes niveles.

Darla sigue siendo muy alocada, y como aun es cachorra, debemos tener mucho cuidado con lo que dejamos a su alcance, pero podemos convivir con ella y logramos salir de paseo a donde NOSOTROS queremos.

Mis hijos la aman y Yayo le perdió el miedo a los perros como por arte de magia. Estoy feliz de haberme dejado llevar por el corazón aquel 24 de diciembre.

Gracias a Carlos y a Rafael, estamos aprendiendo juntos, Darla y nosotros!!!!!

 








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