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Iliana y Manuel - Tango

Emprender la aventura de entrenar a Tango a la edad de cinco meses con Rafael, nos ayudó a conocer y apreciar mejor la personalidad del cachorro, a entender su comportamiento y al mismo tiempo nos brindó herramientas para mejorar nuestra comunicación con él y fortalecer su confianza en nosotros.

Las clases de obediencia fueron un estímulo intelectual con el que Tango descubrió nuevas cosas que contribuyeron a desarrollar su proceso de socialización, y una vez terminado el curso se convirtió en un reto y una responsabilidad el mantener su vigencia.

Aparte del aprendizaje, las clases también fueron un juego divertido para Tango y para nosotros del que nos quedó como recompensa la satisfacción por alcanzar metas junto a nuestra mascota.

Como resultado de toda esta experiencia también entablamos una excelente relación con Rafael y Keyla, tanto de nuestra parte como de Tango, por eso cuando tuvimos que salir de viaje, la mejor decisión fue usar el servicio de hospedaje personalizado que ofrecen, le brindaron todas las atenciones, el cariño y la diversión para que se sintiera como en casa, y nosotros a pesar de estar lejos de Tango por primera vez, estuvimos tranquilos porque teníamos la certeza, que estaba en las mejores manos.

 








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