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Clara, Andrés, Alberto y Federico – Pumba alias Carbón

Inicialmente no habíamos considerado darle un entrenamiento a Pumba, nuestro labrador. Cuando comenzamos a criarlo, nos dimos cuenta con el paso del tiempo que su cuidado era bastante exigente, que no era fácil controlarlo y menos lograr que se adaptara al orden y a las reglas que existían en la casa, era un mini desastre de cachorro. Fue entonces cuando conocimos a Atención Canina y después de nuestra primera  entrevista con Rafael donde nos mostró tanto cariño, dedicación y conocimiento de los perros, decidimos comenzar el entrenamiento.

Con el paso del tiempo y de los entrenamientos cada sábado y domingo durante el periodo del nivel de Obediencia Básico I, fuimos conociendo más a Pumba y conociéndonos más a nosotros y nuestra forma de interactuar en familia. Entendimos que en cada grupo debe existir un líder de la manada, que Pumba es un reflejo de nuestro estado de ánimo y que si todos estamos entrenados podemos funcionar mejor y en equilibrio. El grupo de trabajo de Atención Canina (Gustavo, Christian, Mariana, Gerardo y Carolina) nos dieron tips  para mejorar nuestra relación con Pumba, el cumplimiento de tareas por parte de nosotros y el Collar (jajaja), ayudaron a que todo fuera más dinámico para el aprendizaje de los comandos.

Después de los entrenamientos y de ver como la rutina de cada práctica, cada día, realizada por cada uno de los miembros de la familia ha dado sus frutos, ahora es un cachorro obediente y sociable con los demás caninos, sin duda nosotros seguiremos en los próximos niveles, porque ver la relación que hemos creado llena de cariño, respeto, disciplina, paciencia y obediencia, todos junto con Pumba nos sentimos mucho más alegres, hemos visto como ahora podemos manipular cada parte de su cuerpo para revisarlo sin que él se altere, es más agradable estar con él en la casa, nos damos cuenta con cuando algo le incomoda, siempre está atento a alguna instrucción y a que le den sus felicitaciones, camina a nuestro lado sin halar la correa, entiende cuando queremos que suelte algo o cuando hace algo incorrecto, en fin, entiende sus límites y sufre de menos ansiedad.

Llevarlo a sus clases los fines de semana se ha convertido para toda la familia una actividad recreativa donde todos compartimos y aprendemos a conocer a nuestro Pumba....verlo como se emociona cuando lo llevamos a dar un paseo para practicar sus comandos  y cuando lo montamos en el carro para ir a las clases donde comparte con sus  entrenador@s y sus demás amig@s caninos, nos encanta.

¿Qué ha significado el entrenamiento de Pumba para todos nosotros? Fácil, nos hemos re-encontrado como grupo y no solo conocemos más a nuestro perro, nos conocemos aún más a nosotros. Ahora cuando alguien anda haciendo algo mal... siempre se escucha un Fuy!! desde lo más lejos de la casa!! ...Jajaja.

Muchas gracias a todos….

 








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