Testimonios
Carin – Leah y Jaki
Leah y Jaki son dos mestizas. Leah fue adoptada hace ya casi 3 años y tenía 2 meses cuando nos la dieron. Jaki fue adoptada hace año y medio y tenía (según el veterinario) alrededor de 8 meses.
Jaki debió haber sufrido mucho en su época callejera porque era muy temerosa de la gente y de todos los perros. Leah, por el contrario, al haberse criado conmigo y mi hermana, tiene mucha seguridad y confianza en sí misma. Trajimos a Jaki para que Leah no estuviera tan solita en la casa durante los días entre semana.
Desde el inicio Leah se mostró muy dominante con Jaki, pero finalmente se volvieron uña y mugre, como dos hermanitas naturales.
Sin embargo como a finales de Noviembre del 2012 comenzaron a gruñirse cuando jugaban y repentinamente esos gruñidos se volvieron advertencias y ahí mismo en cuestión de días pasaron a ser peleas.
Cualquier cosa, CUALQUIER cosa era detonante para las peleas y se hacían muchísimo daño, incluso yo por meterme a separarlas salí mordida varias veces en las manos, brazos y piernas. Aparte que se querían comer a todos los gatos y perros chiquitos de la plaza donde las paseábamos.
Los paseos se volvieron incontrolables, tuvimos que empezar a bajarlas por separado o bajar mi hermana y yo cada una agarrando a una perra. Cuando salíamos a trabajar nos tocaba dejarlas amarradas en cada extremo de la sala para que no se pelearan al llegar a la casa, o si sonaba el timbre o el teléfono o si pasaba una moto sonando en la calle...
Todos nos decían que eso era dominio y que por ser dos hembras seguirían así. Nos estudiamos religiosamente todos los capítulos de Cesar Millán por TV y aunque algunas cosas funcionaban, las peleas seguían y cada vez peor. Recuerdo un capítulo que fue justamente sobre agresión y los dueños decían que llevaban 6 años con ese problema.... 6 años! Yo llevaba 2 meses y ya estaba desesperada!
Empecé a pensar que por ser perras adoptadas no tendría mucha esperanza y tendría que dar en adopción a alguna, la sola idea ya me rompía el corazón.
En Febrero 2013 contactamos a Rafael, después de haber buscado varias opciones, nos recomendaron Atención Canina. Inmediatamente cuadramos la entrevista y justo ese día, en el parque, mis perras se agarraron frente a él. Entendiendo mi caso programó un curso distinto, donde no se les entrenaría con los comandos de obediencia sino a socializar, en especial entre ellas y con perros chiquitos.
Desde que comenzaron las clases se vio la mejora en la conducta, ya no se peleaban por cualquier ruido y pudimos volver a pasearlas juntas en la plaza, pero seguía siendo un punto crítico la llegada de nosotras a la casa.
Rafael hizo una sesión especial en nuestra casa donde nos enseñó como corregirlas, ejercicios para repetirles diariamente y como tenerlas separadas sin que estuvieran amarradas.
Después de esa sesión el cambio fue radical! Mis niñas que habían dejado de jugar desde que empezó toda esta situación, ahora se la pasan nuevamente como uña y mugre jugando a cada rato en la casa y en el parque. Ya no pelean porque suene el teléfono o porque suene una puerta en la casa.
Con los perros chiquitos en la plaza todavía estamos trabajando, pero se controlan y responden a la corrección muchísimo más rápido, incluso los gatos ya no son tan problemáticos porque les pueden pasar al lado sin lanzárseles encima.
Claro, no las suelto frente a un gato! Las llegadas a la casa que era nuestro momento más crítico ya son más controlables, si alguien está en la casa, ya no hace falta separarlas solo estar pendientes a decirles el comando de corrección si alguna muestra algún indicio.
Aún las dejamos separadas (pero no amarradas) si no va a haber nadie en la casa y todas las noches seguimos haciendo los ejercicios que nos enseñaron, corrigiendo y recompensando, hasta que ellas mismas demuestren que ya no se tienen que pelear por ver quien se acerca primero a la puerta!
De verdad que estamos muy agradecidas con Rafael, por su paciencia y sus consejos. Después de apenas 2 meses de haber comenzado el curso, nos devolvió la paz en la casa y aunque seguimos trabajando en los puntos que todavía no están dominados, ya tenemos la confianza, conocimientos y actitud correcta para lograrlo.
Sin creer en ningún mito de que son mestizas, las dos hembras, que traen mañas de la calle, la edad, etc. Estamos de hecho ya planeando comenzar con los niveles de obediencia para seguir afianzando su conducta de seguir instrucciones y demostrar que nosotras somos las líderes de la manada.