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Daniela – Terry

Como dueña de un perro, todos queremos que nuestra mascota sea feliz, pero también obediente y con un pequeño Jack Russel, se me hizo un poco complicado.

Terry se comía todo, matas, cuadernos, zapatos, medias y cualquier infinidad de cosas que se le pudieran atravesar por el camino, como cachorro tenía demasiada energía y sinceramente yo no sabía cómo manejarlo, y en  complicidad con su mejor amigo - un cachorro de Pastor Alemán - eran el terror de la casa y no había manera de controlarlos.

Entonces fue cuando amigos de la familia me recomendaron Atención Canina en donde habían entrenado a sus perros con resultados muy satisfactorios, lo más divertido de toda esta experiencia fue la entrevista, debido de que a pesar de que salíamos con ellos a pasear se volvieron locos con tantos perritos alrededor, hasta Terry se nos escapó y esa pulga nos hizo correr a mí y a varios de los entrenadores detrás de él hasta que lo pudimos agarrar.

Cuando comenzaron los entrenamientos, casi de manera instantánea se pudieron observar los cambios, a pesar que al principio de las clases no se sentía seguro, era muy tímido y no quería caminar, a medida de que fueron pasando las semanas se fue adecuando a los perros y a nuevos humanos, se detonaba cada vez menos y se convirtió en un perrito muy dulce, y aunque no había manera de que se comiera las salchichas y los premios que llevábamos a las clases, él entendía que eso era para motivarlo o premiarlo cuando hacía algo bien, así que siempre se negó a comérselas, hasta el momento que llegaba la hora de irse y se las quería devorar todas en el carro.

En todo el proceso de socialización su mejor amiga era una Rottweiler muy simpática y juguetona, fue el único perrito que se pudo acercar en el proceso y que él se sintiera realmente cómodo.

Al transcurrir el mes y medio Terry había cambiado por completo seguía siendo un cachorro súper activo y tremendo pero se le podía dejar en cualquier parte de la casa sin que hiciera ningún tipo de destrozo, siempre los entrenadores le tuvieron mucha paciencia al trabajar con él - cosa que agradezco - también la importancia que le dan a cada uno de los casos, si mi pequeño Terry siguiera conmigo no dudaría ni un segundo en seguir entrenándolo en Atención Canina.

 








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